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miércoles, 11 de mayo de 2011

los hombres, los jodidos hombres.

¡Pues claro que me gusta que se fijen en mí! qué pregunta más absurda. Personalmente, no conozco a nadie que odie que otros le quieran, aunque, vaya, en este mundo siempre hay excepciones (desde que sé que hay personas que odian el chocolate ya me espero de todo), pero desde luego, no es lo normal. Y no quiero desvaríar y meterme en temas más profundos como qué es exactamente lo normal, de lo que tengo mucho que decir, puesto que hoy he decidido hablar únicamente (por lo menos intentarlo) de aquello a lo que algunos llaman sentimiento, razón o capricho, mira tú. El centro de nuestra vida, vaya (ya sabeis, el sexo y todas esas cosas superficiales que taaaanto aprecian los humanos). ¿que porqué lo hago? no, si de preguntas y explicaciones a todos lo que los seres humanos hacemos, no existiría ningún problema de escasez. Pues porque me sale del órgano femenino que tanto placer parece causarnos y que cada mes nos recuerda que existe de forma dolorosa y sangrienta (Vaya manera más absurda de llamar la atención, digo yo).
Me gustan los hombres, ¡me encantan! eso mismo pensé esta mañana mientras desayunaba en apacible silencio. Lástima que aún no conozca a ninguno al que realmente pueda considerar como tal, hombre ¡joder! que no se que ocurre últimamente en la mente masculina, que se están ablandando los muy cerdos (porque cerdos nunca dejarán de ser), como si la masculinidad se encontrara en una situación de peligro de extinción.
Muchos que si cremitas por aquí, piercings por allá, que cuidado que me pongo bien la gomina que con estos pelos no puedo salir o que no debería ir a la playa sin depilarme... ay por dios. El resto de mujeres parecen estar contentas de la femenidad creciente que ronda entre sus pretendientes, pero yo no, en absoluto. Imaginaos, realizar acciones "de mayores" con un hombre que tenga menos pelos en el cuerpo que tú ¡pero bueno, chicos! que por algo realmente atractivo que poseiais, lo estáis aniquilando con tantas cremas antiacné y pantalones ajustados. Parece que esto del feminismo, de la igualdad y otras cosas, os ha afectado demasiado a la cabeza. Pero vamos a ver, ¿qué de malo hay en la dedicación absoluta al fútbol, al sexo y los coches, eh? tranquilos, que para el resto de cosas productivas en la vida ya las hacemos nosotras, el género femenino (excepto las tareas de la casa. Ahí claro que debe de haber igualdad, pero ¡en la estética no!).
Yo en el fondo soy una romanticona, pero joder, la sensibilidad que ahora adoptasteis como rasgo de madurez me hace vomitar arcoiris ¡si esque una hoy en día no puede ser cursi, como le corresponde por naturaleza, que todo el azúcar pareceis poseerlo vosotros! Y claro, una no puede sufrir de amor en paz si soy vosotros los que terminais llorando por cualquier cosa.
Luego mis amigas se asombran cuando me enamoro del primer yonqui que descansa en un portal ¿acaso vuestros hombres son mejores? por lo menos ellos, aunque nunca vayan a terminar sus estudios, aunque su límite de vida esté en los veinte años y aunque muchas veces huelan a nauseabunda suciedad, tienen un poco de orgullo, chicos. A ver si los que os tachais de guays espabilais un poquito que, de verdad, así no se puede estar.
Una vez estuve encaprichada con un chico. Y todavía, mira tú, que llevo casi media vida sin verlo, me estremece pensar en su pelo despeinado, en las manchas de su cara, en su jodido cuerpo no impregnado de aceite ni lleno de artificiales músculos producto de desaprovechar su vida propia dándole a las pesas del gimnasio como si se les fuera la vida en ello. Además, iba descamisado ¡y casi siempre llevaba la misma ropa!, lo más parecido a un hombre que he visto en años. Y os juro que lo llego a tener aquí y bueno, le haría demostrarme hasta que punto es tan macho cabrío, si tanto aparenta. En cambio el resto, pequeños saltamontes, ¿a vosotros quien os quiere?
Espero que no hayais soltado unas pocas lagrimillas al leer este texto, porque no podría soportar que se os corriese el rimel, chicos.

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